En un fin de semana típico, la atmósfera en la Calle de Borbón, o Bourbon Street, en el corazón del barrio francés de Nueva Orleans, es una de ajetreo y emoción. Pero a solo una cuadra de la fiesta, se levanta una sutil fachada que esconde un mundo compeltamente distinto: un diseño sencillo de tan solo cuatro habitaciones. “Estás tan cerca de la acción pero tienes este santuario silencioso”, dice Sukey Novogratz, describiendo el paraíso terrenal que comparte con su esposo, Mike, y sus cuatro hijos. Acogedor, pero lleno de carácter, este hogar es el perfecto escape lejos del ruido.
“Esta casa está hecha de entretenimiento”
Hasta que, por supuesto, la familia hace el suyo propio. Las noches en que vistan la ciudad, los amigos de la familia se amontonan en los vibrantes interiores para disfrutar los tragos que fluyen desde el sinuoso y acanalado bar, escuchando el piano en vivo resonar en la propiedad. “La gente viene a Nueva Orleans para disfrutar de la buena comida y excelente música”, dice Sukey. “Esta casa está hecha de entretenimiento”.
Pero resulta que esta casa también está hecha de historia. Construida alrededor del año 1825, la residencia se alza como uno de las cabañas criollas que aún sobreviven; un tipo de casa urbana popularizada a principios del siglo 19, distinguida por el arreglo idiosincrásico de cuatro habitaciones, una junto a la otra, de dos en dos, sin pasillos que las conectaran.
Para transformarla en su casa de ensueño con diseño de interiores maximalista, buscaron la colaboración del arquitecto Bryan Young. “Bryan tiene un proceso que es muy interesante, creativo y divertido”, dice Sukey. “Pero también es muy bueno para enfocar cada habitación”.
“Queríamos insertar una sensibilidad radical en un plano más bien neutro”
Para Young, el plano de la cabaña representaba un reto conceptual intrigante: ¿cómo crear una sensación de sorpresa y drama cuando no hay pasillos que creen suspenso? “Nuestro enfoque nació de nuestro deseo por preservar la integridad histórica de esta propiedad sin dejar de añadirle un nivel de contraste”, explica, señalando los tonos atrevidos que se escogieron para los cuatro cuartos principales, todos pensados en la parranda grupal. El bar se abre directamente a la habitación musical, la cual lleva a la sala, y luego al área del comedor, y luego de nuevo al bar, con un vestíbulo que te da la bienvenida al bucle. “Queríamos insertar una sensibilidad radical en un plano más bien neutro”.
En este hogar de diseño de interiores maximalista, los materiales, texturas y colores actúan en armonía para distinguir un espacio de otro. “Este es un proyecto donde nos propusimos crear experiencias altamente inmersivas”, dice Young, quien refiere a la luz como su ancla visual principal. La piedra también añade carácter, ya sea en el caso de la sala o del cuarto de chimenea, vestida de mármol psicodélico o en forma de encimera verde con ricas vetas.
En conjunto, los umbrales, algunos preservados y otros expandidos, se han vuelto lo que Young llama “tejido deslumbrante”. Enfundado en laminado de oro, cada apertura a cada habitación “encuadra saturaciones de color de un espacio al siguiente”, señalando los momentos de transición.
“Este es un proyecto donde nos propusimos crear experiencias altamente inmersivas”
La propiedad, asegura Sukey, funciona igual de bien para dos personas y para veinte, lo cual es siempre el objetivo. “Al estar en Nueva Orleans, este es un lugar que podemos visitar en celebración de la gastronomía y cultura”, agrega Sukey. “Esperamos darle la bienvenida a más gente a esta bella ciudad”.